Importante que los Diputados debutantes y los no tanto tengan claras sus responsabilidades y que los ciudadanos podamos exigir que las cumplan en beneficio de todos.
Hoy martes 1° de septiembre están citados los 128 Senadores y los 500 Diputados en el Palacio Legislativo de San Lázaro para la apertura del Primer Periodo de Sesiones Ordinarias del Primer Año de Ejercicio de la LXIII Legislatura (lo sé, es toda una letanía), así lo establece la Constitución.
No omito recordar que los Senadores se encuentran en su tercer año de ejercicio de la LXII Legislatura, mientras que en el caso de las y los Diputados se trata de un nuevo grupo de legisladoras y legisladores que habrán de asumir (incluida Carmelita Salinas), algunos por primera vez, principalmente dos responsabilidades legislativas que caracterizan la dinámica del periodo que va de septiembre a diciembre (desahogo del rezago parlamentario aparte).
La primera de ellas es el análisis del informe de Gobierno, el tercero del Presidente Enrique Peña Nieto, en un contexto en el que prevalece el descrédito de la actual administración y la percepción de una falta de liderazgo por parte del titular del Ejecutivo Federal.
El análisis o glosa del informe de gobierno se hace en ambas Cámaras aunque a mi parecer en la Cámara de Diputados está garantizada cierta agitación por lo aguerridos que son algunos diputados al momento de cuestionar a secretarios de Estado y a directores de entidades paraestatales que comparecen ante las y los legisladores para explicar su gestión conforme a sus cargos (para muestra un Gerardo Fernández Noroña de la LXI Legislatura).
Las denominadas comparecencias suelen tener atractivo dependiendo del tema que se trate, los mismos grupos parlamentarios dan mayor importancia a la comparecencia de los secretarios de hacienda, gobernación, desarrollo social o a aquel relacionado a algún tema de coyuntura que sea sensible a los ojos de la población. En estos casos los legisladores se preparan mejor y participan las y los más experimentados.
Sin duda es la oportunidad de que los distintos grupos parlamentarios evalúen concienzudamente el estado que guarda la Administración Pública en lo que va del sexenio, la ocasión para que analicen la eficacia de las acciones emprendidas el último año por parte del Ejecutivo Federal y resalten la necesidad de atender de mejor manera determinados asuntos. No obstante, muchas veces este momento se torna más en una especie de espectáculo histriónico que busca resaltar las pifias del Ejecutivo Federal de una forma desproporcionada o incluso grotesca, dependiendo del interés o ventaja política que se busque.
Es decir, el cumplimiento del compromiso antes referido ofrece un análisis, aunque no exhaustivo, de lo que se hizo en materia de política pública y en mayor o menor medida nos permite palpar los ánimos políticos que preceden a la negociación del presupuesto.
Ahora bien, la gran responsabilidad en este primer periodo ordinario de sesiones en la Cámara de Diputados es la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) al ser además una facultad exclusiva de dicha Cámara.
Para los que no están familiarizados con el proceso de aprobación del presupuesto en la Cámara de Diputados, incluidos algunos diputados debutantes, vale la pena repasarlo grosso modo, esto es: en el mes de abril el Ejecutivo Federal envía objetivos de la Ley de Ingresos y del Presupuesto de Egresos del año siguiente; en junio la Estructura Programática (distribución de programas y proyectos); y propiamente lo que les toca a los nuevos congresistas se da a partir de la llegada del llamado Paquete Económico que envía el Ejecutivo Federal al Congreso de la Unión a más tardar el 8 de septiembre.
Dicho Paquete contiene los Criterios de Política Económica, la Ley de Ingresos (si es el caso se incluyen iniciativas de reformas para la captación de ingresos) y el Proyecto de Presupuesto de Egresos, estos dos últimos habrán de ser aprobados en fechas límite (sólo la Ley de Ingresos por ambas Cámaras) y la aprobación del Presupuesto de Egresos a más tardar el 15 de noviembre sólo por las y los diputados.
Se pueden destacar varias particularidades del Paquete Económico, me gustaría poner énfasis en señalar que es un proceso que en la práctica NO admite disociar los componentes que conllevan la aprobación del Presupuesto, es decir, no vale por ejemplo que las fracciones parlamentarias expresen en determinado momento que se está en contra de la Ley de Ingresos y que después aprueben el Presupuesto pero eludiendo costos políticos. En otras palabras, “acepto los recursos del presupuesto pero evado la responsabilidad de cobrar cierto nivel de impuestos o de adquisición de deuda”.
También, acentuar el hecho de que en ocasiones soslayamos la importancia de conocer los propósitos que el Ejecutivo Federal plasma en el Presupuesto de Egresos y que todo lo que es con cargo a los recursos que de ahí se desprenden tienen su origen en los tormentosos impuestos que pagamos los ciudadanos, en los ingresos petroleros que a últimas fechas han ido a la baja y en la deuda pública.
Pongámoslo así, en un momento dado podemos pasar por alto lo que significa estar consientes de en qué gastan los gobiernos Federal y locales y menospreciar si eso apunta hacia un mayor bienestar o no, a pesar de pagar impuestos altos y posiblemente endeudarnos más como país.
En definitiva, la segunda responsabilidad de las y los Diputados influye en lo que el Ejecutivo podrá intervenir en la economía nacional a través del gasto público. Al conocer el presupuesto aprobado y sus prioridades, se tendrá mejor idea del futuro que nos espera durante el próximo año a partir del impacto que esto tiene en variables como el crecimiento económico y el empleo.
Al mismo tiempo, me gustaría comentar que hay aspectos técnicos y políticos que harán diferente la aprobación del presupuesto para el ejercicio fiscal 2016.
En lo que respecta a las condiciones técnicas, se encuentran: un panorama económico internacional poco halagüeño, ingresos petroleros bajos y un dólar por las nubes, además, un cambio en la estructura programática a partir del enfoque base cero en aras de “apretarnos el cinturón”.
Por otro lado, en lo que toca a las circunstancias políticas se tiene un cambio en las principales dirigencias partidistas que querrán dar un sello a su mandato, elecciones de gubernaturas el próximo año y por supuesto las elecciones del 2018 (aunque parezcan lejanas), la necesidad de negociar por ejemplo con organizaciones campesinas que ven reducido su presupuesto o desaparecer ciertos programas (por fusión bajo el enfoque base cero) y el tratamiento de temas como los famosos “moches”.
En fin, de momento me despido con la idea de que me hagan sus comentarios y podamos seguir abordando de manera particular algunos de los temas que encierra sobre todo la responsabilidad que tienen las y los diputados de aprobar el presupuesto de Egresos de la Federación 2016.
Sergio Mendoza.
Como consultor económico en la Cámara de Diputados cuento con una experiencia acumulada de casi siete años ofreciendo apoyo técnico y legislativo a través de las legislaturas LX, LXI y LXII desde un enfoque económico y mediante la realización de investigación metódica.
Asimismo, he generado estrategias de análisis que permiten a los legisladores la comprensión del Gasto de Gobierno, del Gasto Federalizado, Reformas de Ley en materia económica y Rural, Ley de Ingresos, Presupuesto de Egresos de la Federación, Presupuesto del Sector Rural y Políticas Públicas del Sector Agroalimentario
Mi análisis técnico y legislativo además se ha visto enriquecido a través de la interacción con órganos técnicos de la Cámara Diputados como son las comisiones ordinarias y centros de estudio, con representantes dependencias del Gobierno Federal y gobiernos locales, así como con legisladores y representantes de los sectores social y empresarial.
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